sábado, 11 de noviembre de 2017

Me gusta más improvisar.

Por sorprendente que parezca existen personas que no están dispuestas a casarse. Que odian los chupetes. Que huyen de las hipotecas. Que son felices sin todo lo que la sociedad te dice que te hace falta para ser feliz. Hay personas, por raro que os parezca, que no necesita un papel para sellar ningún compromiso. Personas que entienden el amor de otra forma, que quieren de forma distinta, y que no por ello, quieren menos ni peor. Personas que dejaron atrás hace tiempo los convencionalismos que te  hacen creer que, como mujer, va a llamar a tu puerta en algún momento el instinto materno. Mujeres que han dejado de tenerle miedo a que se les pase el arroz. Y otras que nunca se han creído esa mierda. Y por loco que os parezca, todas estas personas, pueden sentirse llenos, completos, felices y satisfechos con ellos mismos. No han fracasado por no haber firmado una hipoteca antes de los 35. Ni llegar a los 40 sin hijos. Ni por no haberse casado jamás. Quizá, y solo quizá, podríamos recapacitar la idea de que, no querían hacerlo. De que no se marcaron ese objetivo desde que empezaron a tener conciencia. Personas que viven improvisando y se dejan sorprender por esta vida a la que tanto le gusta cambiarnos los mil planes que establecemos. Personas que deciden no escribir su futuro en una hoja, porque entienden que esa hoja, puede ser destruida, pisoteada, quemada...y entonces te inundará la frustración. La frustración de no haber hecho. De no haber llegado. De no haber conseguido ser lo que querías (o querían) que fueras. Y ahí, si te sentirás fracasado.
La vida está para vivirla, no para planearla, y a pesar de lo absurdo, loco, raro, e incluso triste que pueda pareceros, hay gente, que se limitan a eso, a vivir. 

Y a mi... me gusta esa gente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encanta el mar, pero a la vez me agobia. Estar en la orilla mientras las olas me rompen en los pies  y observar su inmensidad desconocién...