Me gusta la lluvia, las películas a medio acabar, las canciones tristes, dormir y escribir. Me gustan los momentos en los que alguien no puede parar de llorar, la vulnerabilidad del que cree que está siendo débil pero esta poniendo en tus manos sus debilidades, confiando en que no las usarás en su contra jamás. Esa confianza ciega que sientes cuando alguien te mira a los ojos y te cuenta algo que le duele. Me gusta la sinceridad del que ya no puede más y se enfada, y grita y echa las cosas en cara. Y también cuando alguien, de repente, le da una patada a su orgullo y pide perdón. Me encanta la eternidad de algunos momentos, y las sonrisas involuntarias cada vez que los recordamos. Me gusta la cerveza, sobretodo si la compañía es buena. Porque no, para tomarte una cerveza...tampoco vale cualquiera. Me gusta saber echar de menos, aunque a veces duela. Y me encanta volver. Sentirme en casa. Los reencuentros después de meses. Me gusta saber que ni el tiempo ni los kilómetros estropean nada cuando algo es de verdad. Y me encanta porque es duro aceptar que las personas cambian, que desaparecen, así sin más. Y a pesar de que es duro, pienso que es una de las primeras lecciones que hay que aprender, que nada es para siempre...y lo triste que resulta. Y no podemos pasarnos la vida mirando hacia atrás, recordando, queriendo estar en la vida de quien ha demostrado que no le interesa la nuestra...porque mientras, hay personas que se merecen todo ese tiempo. Personas con las que todo es recíproco, desinteresado e incondicional. Y eso me encanta. Darme cuenta de que entre tanta mierda, siempre va a haber quien, si no puede sacarte del pozo, se tire contigo, simplemente a acompañarte.

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